domingo, 4 de diciembre de 2011

Sigo siendo yo
















Todo acabó  el sábado por la noche. Después llegó la nada, el vacío que se instaló en la casa, en mi alma, crecía con rapidez por la ciudad inundándola de una espesa y amarga niebla.
Puede que desde hace tiempo lo esperara, puede que no quisiera verlo.
Terminó con un escueto mensaje de despedida. Mi cuerpo no respondía, mi mente no lo creía. Corrí y corrí hasta llegar a casa. Más vacía que nunca, sólo me recibió el eco de mi respiración agitada. No recuerdo haber encendido la luz, no la necesité para buscarte, para buscar alguna señal que me dijera que no era cierto, que no te habías ido. Recorrí cada habitación, busqué tu ropa en el armario. Nada.
Lo único que encontré fue la casa helada, ni un rastro de ti, ni siquiera tu aroma que me acompañaba siempre.
Después de eso lo recuerdo todo borroso. Días en cama, sin dormir, sin comer, sólo con tu recuerdo que cada vez se hacía más difuso.
Y una mañana, me levanté y me miré al espejo. A esa mujer que había olvidado y que casi no reconocía. Y pensé, a pesar de que no estés, sigo siendo YO, sigo viva sin ti y no me duele. Ahora sólo quiero sentirme libre y VIVIR.


1 comentario:

  1. Existe un abismo entre estar con alguien y necesitar a alguien. Esa "necesidad" sólo hace daño, y es más que posible vivir por uno mismo. Adelante con ello.

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