viernes, 6 de julio de 2012

Frida

Hace 105 años nació en Coyoacán, Ciudad de México la destacada pintora de origen húngaro, Frida Kahlo.



"PARA QUE QUIERO PIES PARA ANDAR, SÍ TENGO ALAS PARA VOLAR"

Frida Kahlo.

lunes, 23 de abril de 2012

23 de Abril





¿A qué huelen las páginas del primer libro que leímos?
¿Qué recordamos después de leer un libro?

Son sensaciones difíciles de describir, muy íntimas y distintas en cada uno.
Aún recuerdo el primer libro que leí, Viaje al centro de la tierra, de Julio Verne. He perdido la cuenta de las veces que he vuelto a él, a recorrer las primeras palabras con las mismas ganas de la vez primera.

Hay unas palabras de Javier Reverte que define muy bien la literatura: "La literatura, tiene algo de redentora, es quien nutre el alma de fe en la libertad y la justicia Ninguna ideología, ninguna religión, ni siquiera el mejor de los sistemas políticos, pueden usurpar a la literatura su hegemonía liberadora. Porque a menudo abre paso a los hombres, caminos impensados por donde escapar del caos, del horror, del desánimo."

Los libros nos acompañan toda nuestra vida, hacen que nuestra rutina se transforme por unas horas en una magia que llena la mente, la imaginación y el alma.

La literatura nos hace viajar en el tiempo, nos muestra lugares y culturas lejanas, descubrimos la fantasía de mundos llenos de princesas, caballeros, hadas, grandes reyes, nos hace percibir el miedo, la tristeza, la desgracia, la felicidad, el desencanto...Y nos enseña a ver más que palabras, que frases ordenadas en una buena historia, podemos sentir a través de ellas, de los pensamientos del autor, de lo que sientes sus personajes, que poco a poco los vamos haciendo nuestros, abriendo la mente más allá de nuestro mundo.

La lectura produce placer, un placer más allá de los sentidos, el desasosiego de acabar un libro, los minutos que pasan hasta que volvemos a la realidad, pero se vuelve con algo nuevo, con un brillo en la mirada, de aquellos que hemos descubierto un tesoro, una conexión especial con el libro, como si parte de nosotros también se quedara con él al cerrarlo, esperando sin tiempo, hasta que aparezca el próximo en descubrirlo.

Feliz día del Libro!!!

sábado, 14 de abril de 2012

Mucho más que un beso





 Aquel retrato se hizo allí mismo, ante el Ayuntamiento de la capital francesa hace más de medio siglo.  El retrato de Doisneau fue el protagonista de la campaña para los Juegos Olímpicos 2012 de París. Es un emblema, y Doisneau, otro. Una cincuentena de escuelas llevan su nombre en Francia. Se le han dedicado más de un centenar de libros y varias películas. Su obra adorna millones de tarjetas postales, de agendas y calendarios, y del cartel de El beso se han vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo. Doisneau llevó bien esta popularidad tardía: "Todo antes que la indiferencia, solía decir.
La doisneaumanía alcanza también a los originales de sus fotos. En la galería Claude Bernard, de París, sus fotografías oscilan entre 6.000 y 8.500 euros, excepto El beso, que alcanza los 25.000 euros. Algo insospechado para un Doisneau que vivió modestamente, en su apartamento de siempre, en Montrouge, en las afueras de París, desde 1937 hasta su muerte, entre sus negativos, mientras el mundo que captaba se extinguía lentamente. Porque en la vida de Doisneau, la fotografía lo era todo, las veinticuatro horas del día.
 
Robert Doisneau (Gentilly, 1912 - París, 1994) fue durante seis décadas un pescador en las aguas tranquilas de la gran ciudad inamovible. Pacientemente esperaba el milagro. "Yo no he visto pasar el tiempo, estaba demasiado ocupado en el espectáculo permanente y gratuito que me ofrecían mis contemporáneos en cuanto se presentaba la ocasión de capturar una imagen al pasar, afirmaba quien tenía a gala atrapar "los gestos corrientes, de gente corriente, en situaciones corrientes. Doisneau nunca ridiculizó a quien fotografiaba. Su mirada captaba lo mejor, la ternura, la sonrisa. Fue ante todo un hombre bueno, que hizo de su pasión por atrapar la vida, un arte. Su timidez fue la clave de su éxito. Como temía acercarse a la gente, Doisneau renunciaba a los primeros planos. "En mis imágenes procuro encontrar en los personajes un espacio interior por donde corra el aire; es lo que en definitiva le da la vida a una fotografía.
"La fotografía es la mirada. O se tiene o no se tiene, aseguraba el también fotógrafo Willy Ronis. Doisneau la tenía sin duda alguna. El ojo de Doisneau logró algunas de las más bellas páginas de la historia de la fotografía. Entre ellas, su inevitable Beso, de 1950, una narración visual con una fuerte carga simbólica: el beso de dos amantes representaba la esperanza de futuro de unos jóvenes en una Europa traumatizada tras la II Guerra Mundial.
Aprendió fotografía leyendo las instrucciones de las cajas de emulsiones para revelar. Sus comienzos como grabador le llevaron a trabajar a los 18 años con André Vigneau, un artista que lo fue todo para él: "Cuando yo empecé, nadie conocía a nadie. No había revistas que difundieran la obra de los fotógrafos más interesantes. Por eso, la única persona que me influyó fue Vigneau. Era formidable: escultor, pintor, fotógrafo (El País Semanal, 1991). Posteriormente fue fotógrafo industrial y de publicidad en la factoría de Renault, de donde fue despedido por "sus escasas apariciones en el trabajo, seguidas de largas ausencias. Las calles de París tiraban de él y los días eran demasiado cortos como para encerrarse en aquella fábrica: "Desobedecer me parecía una función vital y no me privé de hacerlo.
En 1939 se alistó en la Resistencia francesa y sus fotografías sobre la ocupación y liberación de París dieron la vuelta al mundo. Terminada la guerra, trabaja junto con Cartier-Bresson y Capa. Se integra luego de por vida en la agencia de Charles Rado, Rapho. Fue un pionero en el arte de fotografiar a los personajes en sus lugares cotidianos: Giacometti, Sartre, Camus, Cocteau, Orson Welles, Juliette Gréco "Mi foto es la del mundo tal como deseo que sea.
En 1950, la revista Life encarga a la agencia Rapho un reportaje sobre los amantes de París. De ahí saldrá la serie Besos, y su obra más significativa, El beso del Hôtel de Ville. Un año después, Doisneau expone sus fotos en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, MOMA. Luego, durante años, su obra pasará inadvertida. Los años sesenta no son buenos para la fotografía. La prensa se aleja de la instantánea humanista y llega una nueva generación de fotógrafos que nada tienen que ver con los anteriores. En los ochenta, el mito Doisneau resurge y su obra conoce un éxito arrollador en todo el mundo. Sin embargo, París y los parisienses han cambiado. "Los fotógrafos se han convertido en algo sospechoso, dice, "la magia se ha roto.
En 1993 su Beso fue llevado a juicio. Una pareja afirmaba haberse reconocido en la imagen y reclamaban su porción del pastel. Hasta ese momento, Doisneau hizo creer que aquella era una instantánea improvisada, pero cuando empezaron a aparecer mujeres y hombres asegurando ser los amantes de la obra y planteando demandas de derecho de imagen, aquella mentira no pudo mantenerse. Françoise Bornet, la real protagonista de la foto junto a su novio de entonces, Jacques Carteaud, decidió descubrir su secreto y vendió la copia de su foto que le regaló Doisneau a un coleccionista suizo que pagó por ella 155.000 euros. Doisneau se fijo en la pareja mientras tonteaban en un café y les propuso posar para él: "No es una foto fea, pero se nota que es fruto de una puesta en escena, que se besan para mi cámara, reconocería más tarde.
El 25 de septiembre de 1993, Doisneau tomó su última foto. El 1 de abril de 1994, a la edad de 81 años, morirá dejando un legado fabuloso, más de 450.000 negativos, que sus hijas Francine y Annette cuidan celosamente. Y dicen que no pasa un día sin que una foto del gran Doisneau aparezca publicada en algún lugar del mundo.

14 DE ABRIL




“Que mi nombre no se borre de la historia”. Esta fue la última frase que escribió Julia Conesa, una modista de 19 años, que fue fusilada junto a 55 compañeros, 43 hombres y 12 mujeres de las Juventudes Socialistas Unificadas de Madrid, el 5 de agosto de 1939 en las tapias de la vergüenza, las tristemente célebres tapias del cementerio del este, donde el régimen franquista ejecutó a casi 3000 republicanos entre 1939 y 1944.

“Tened en cuenta que no muero por criminal ni ladrona, sino por una idea”. Eso nos pidió Dionisia Manzanero, otra de las 13 Rosas y eso es lo que le debemos a ambas y a todos quienes como ellas dieron la vida por nosotros, por la Justicia, por el Progreso, por la Democracia y por el Futuro de este país. Eso es lo que le seguimos debiendo a la mejor generación de españoles que ha existido jamás, una generación, la vuestra con la que España mantiene una deuda eterna y eternamente pendiente.
Nosotros somos la historia a la que se confió Julia Conesa, nosotros somos el fruto de vuestra fe, de vuestra lucha, de la ejemplar dignidad con la que afrontasteis la traición y la derrota. Y nosotros estamos hoy aquí para daros las gracias por ser lo que sois. Estamos aquí para recordar y para recordárselo a otros, para afirmar que ya va siendo hora de que la historia se ponga a la altura de sus protagonistas, para que acabemos de una vez y para siempre con las turbias sospechas que empañan sin justificación alguna la imprescindible tradición del republicanismo español, para que se deje de llamar Nacional al ejército golpista, para que se reconozca que el único ejército Nacional que combatió en la Guerra Civil fue el que defendía la República legalmente constituida, y para que se deje de aplicar la tramposa ley del 50%, para que se deje de decir que los dos bandos hicieron cosas horribles hablando de lo que sucedió en este país por la exclusiva y absoluta responsabilidad  de Francisco Franco y de quienes secundaron su rebelión.
Porque la Segunda República española no se merece la memoria de edificios en llamas, de descontrol y de rapiña que fijaron sus verdugos y que seguimos tolerando todos, y porque sólo cuando se recuerde lo que significó de verdad aquel proyecto que asombró al mundo, que derramó luz y justicia sobre un pueblo que nunca había sabido lo que era vivir con Dignidad y vivir con Libertad y que situó a España por 1ª y única vez en muchos siglos a la cabeza del progreso de las naciones. Sólo cuando eso ocurra podremos miraros a los ojos sin avergonzarnos.
Ningún monumento brilla tanto como la Verdad, ningún homenaje es más justo que la limpia reivindicación de la Memoria.

LUCHADORES Y LUCHADORAS POR LA LIBERTAD, HIJOS E HIJAS DE LA REPÚBLICA, GRACIAS DE CORAZÓN POR PORTAR MI BANDERA TRICOLOR, POR SER NUESTRA RESERVA MORAL, POR ENSEÑARNOS A SER HOMBRES Y MUJERES DECENTES, POR ENSEÑÁRNOS QUE LA ÚNICA LUCHA QUE SE PIERDE ES LA QUE SE ABANDONA, POR MANTENER VIVA LA LLAMA DE LA MEMORIA, LA MEMORIA DE ESA 3ª REPÚBLICA QUE ESTÁ POR VENIR.


A.G

miércoles, 11 de abril de 2012

Quimeras




Cada vez que pienso en ti,
pienso en una quimera imposible.
Me envuelven los recuerdos
de días pasados,
días felices estando a tu lado.

Y ahora tan lejos...

No sé cómo hacer
para seguir con mi vida
sin que se me note la amargura
que ha dejado tu ausencia.
Tu olor en mi ropa,
tu silueta en la cama,
el vacío en mi alma...

Se me corta la respiración
cuando te veo a lo lejos,
y tú no me ves.
Nunca me has visto.

jueves, 22 de marzo de 2012

Tic, tac.















Tic, tac.
El frío metal
me abrasa la mano,
 el miedo hace temblar
todo mi cuerpo.
A pesar de todo el acero
 logra acariciar la carne,
cerca de la muñeca
roza y clava su punta
hasta notar brotar
la calidez de la sangre.
Después como un ritual,
corta en la otra muñeca
y, así lenta, en silencio
comienza la nada,
goteando cada gota de vida
que cae en las valdosas
del pulcro baño.
Tic, tac.
Ya no hay miedo.

martes, 20 de marzo de 2012

Santa Locura

Fue en una calurosa tarde de agosto. Después de pasear por las empedradas calles nos guarnecimos del sol en una bella cafetería, a partir de ese día, siempre será nuestra santa locura. En un ambiente años 50, con la banda sonora de nuestras vidas como fondo, y un té de sabor exótico, nos cogimos de la mano. En un momento sentí que tus labios rozaban dulcemente los míos. Se entrecortó mi respiración y tu rostro dibujó una sonrisa tímida y nerviosa. Paseamos de la mano junto al río, parándonos cada poco a  abrazarnos y besarnos. Y vimos el atardecer a través de los ojos del puente.