Ayer una amiga me regaló este pequeño cuento, que contiene una gran moraleja.
Ojalá nos hubieran contado este cuento de pequeñas, cuantos disgustos nos habríamos ahorrado!
Es un cuento para reflexionar en los príncipes y princesas. Después de leerlo se ve vinieron a la mente un sinfìn de preguntas: ¿existen de verdad los príncipes? ¿por qué esperar al principe azul? ¿y sí te pasas la vida esperando a qué llegue? ¿por qué necesitamos un príncipe para vivir felices?...
¿Y sí la vida fuera mucho más sencilla qué todo eso? Nos pasamos la vida buscando a un prototipo ideal (que olvidémoslo, no existe), y mejor así porque nos sentiríamos mucho más inseguras y llenas de defectos a su lado. Y a lo mejor ese al que queremos se haya más cerca de lo pensamos, o a lo mejor no existe, y tampoco pasa nada.
Ni Cenicienta, ni Blanca Nieves. Sólo mujeres.
Me parece un cuento estupendo y la fotografía es preciosa. No suele gustarme el color rosa (¿será un rollo cultural?), pero los cordones de las zapatillas y la pulsera rosa son una pasada. Gracias por la sensibilidad!
ResponderEliminarBien escrito, a menudo olvidamos que existen otras maneras de ver las cosas.
ResponderEliminarUn beso.